Vera Año Uno
“May your heart always be joyful
May your song always be sung
May you stay forever young”
Bob Dylan
Un día como el de la revolución de octubre, pero en noviembre.
Ha pasado ya un año. Cuando naciste, eras una cosita pequeña, frágil. Yo estaba aún más nervioso que tú. No sabía qué hacer. Y lo peor, no sabía si te iba a agradar, porque uno nunca escoge a sus padres y los que tienes están algo desquiciados. Así que hice lo que cualquier padre en mi lugar hubiera hecho. Te cargué y te canté la marcha imperial de Star Wars.
Digo, es la historia de un padre. ¿No te dije que estaba nervioso? Sí, yo soy tu padre.
Luego fueron los primeros días contigo. Qué fuerte todo. ¿Debíamos adaptarnos nosotros a ti o tú a nuestro particular y bullicioso estilo de vida? Eran días de silencio, de no hacer nada para que estuvieras tranquila.
Nos volvimos locos. Más aún.
Regresamos a la radio, a escuchar rock and roll los domingos por la mañana. No era solamente que nosotros te conociéramos, sino tú a nosotros. Descubrimos que te gusta dormir y que te gusta mirarnos cuando hablamos.
Los primeros tres meses, no te miento, fueron terribles. No te entendíamos nada. Porque si bien es cierto que uno no es una pizarra en blanco al momento de nacer, uno va desarrollando una serie de habilidades a lo largo de su vida. Por ejemplo, el dormirse solo. O el saber que uno no puede estar molesto, triste, feliz y todo al mismo tiempo. Esas cosas las vamos aprendiendo. Entonces, claro, no sabíamos cuando tenías hambre, sueño, molestias de algún tipo. Eras nuestro pequeño Kraken instalado ya en la casa.
Luego descubriste que te gustaba cambiarte de lado, que hay vida más allá de estar boca arriba todo el tiempo. ¿Toda una revolución verdad? Qué genial es ver que no solamente hay techos, sino que hay un adelante, que existe algo llamado mano, que puedes agarrar cosas, que puedes usar esa extensión de tu cuerpo que también es tu cuerpo. Qué genial todo. Y qué genial que pudieras descubrir también que podías darte la vuelta y que poco a poco no nos necesitas para ser independiente. Las dos primeras caídas de la cama son mi responsabilidad, pero descuida, no pasó nada. Igual nos dimos el susto de nuestra vida.
A los cinco meses te llevamos a la guardería. Tu madre y yo decidimos no tener nana ni nada de eso. No solamente porque es caro, sino porque queremos que juegues y que juegues con otros niños. Que más que conchuda, que seas entradora con la gente. Que no te cortes al momento de hablar con otros. Uf, tus padres somos harto tímidos, nos cortamos harto. Quién sabe si esto de andar jugando con niños de más edad te vuelve más sociable. Es lo que hay.
Lo bacán es que te gustó. Tu mamá estaba justo de viaje el día que te dejé en la guardería y cuando te dejé se me hizo el corazón un poquitito así, chiquitito. No porque pensara que te pudiera pasar algo, sino porque era una sensación rara esa el darte cuenta que vas creciendo y creciendo.
Tan rara y tan paja al mismo tiempo, cuando un día (un par de meses después) te paraste en tu cuna, agarrada de la baranda casi lanzándote hacia afuera. Muy bien, dijimos tu madre y yo. Fue (o es) tu propia carrera hacia el espacio. Se te metió en la cabeza que ahora que dominabas el arte del gateo, debías caminar. Seguro veías a tus amigos mayores de la guardería y pensabas “quiero jugar como y con ellos”. La que nos espera a tus padres. Toda pared era un apoyo para pararte y sentirte un poco como Neil Armstrong cuando estaba camino a la luna.
Hasta que diste tu primer paso. Tu gigantesco salto a la historia de la humanidad. Estaba mi hermano, tu tío que te adora un huevo desde Buenos Aires, viéndote así caminar sobre un suelo que ya no sería extraño para ti. Nada sería igual luego. A tus primeros pasos, le siguieron otros y luego otros más y más. No hay vuelta ya, Vera. Es todo hacia adelante.
Así, llegamos al día de hoy. Sí, ha pasado un año y tus padres no demuestran ni una pizca menos de locura. Es solamente el inicio. Ojalá te esté gustando el viaje. Como dice tu madre, “ni modo Kraken, ya no hay devolución ni pa’ ti ni pa’ nosotros. Esto es lo que hay”.
Y para nosotros es de la puta madre.